lunes, 23 de noviembre de 2015

#AcampeQOPIWINI "La Tierra es nuestra vida"

El acampe QOPIWINI está desde el 14 febrero en 9 de julio y Av. de Mayo. Es liderado por su referente Félix Díaz, a quien acompañan varias personas de la comunidad. Jorge Palomo es vocero del acampe y nos habló de esta lucha.
Por Agostina Ferrante @agosferrante
contacto@corriendolavoz.com.ar
agostinaferrante@outlook.com


El centro, siempre igual, con su tráfico, su ruido, manifestaciones, convocatorias, el Obelisco y la gente apurada. Pero desde hace 9 meses una gran carpa contrasta con los bondis, las pantallas gigantes, los hoteles y confiterías. La gente pasa como si nada, tal vez sin saber lo que hay ahí o acostumbrados a que esté y ya hasta se haya vuelto parte de la fachada.
Ahí está viviendo gente desde hace nueve meses. La bandera de los pueblos originarios flamea sobre los adultos y chicos que comen y duermen dentro de la carpa y sobre el cemento de 9 de julio y Av. de Mayo.
El acampe QOPIWINI (sigla que hace referencia a los cuatro pueblos originarios de Formosa: QOM, PILAGÁ, WICHI y NIVACLÉ), está desde el 14 febrero. Jorge Palomo es uno de los voceros y está junto a sus hermanos, como los llama, en este reclamo.
"Soy Jorge Palomo, de la comunidad wichi, vocero del acampe. Estamos aquí desde febrero pidiendo una audiencia a la Jefa del Estado para plantear los conflictos territoriales que vivimos en nuestras comunidades."

¿Qué dice la ley?
Están allí por el incumplimiento de la Ley Nº 26.160. Esta ley se sancionó en el año 2006 y fue impulsada por Alicia Kirchner. La misma declara la emergencia por el término de cuatro años en materia de posesión y propiedad de estas tierras, suspendiendo desalojos y ordenando un relevamiento a realizarse en el plazo de tres años. Para eso se destinó un fondo de 30 millones (10 por año).
Al no cumplirse el plazo surge la ley 26.554, prorrogando la suspensión de desalojos nuevamente y siendo estirando el relevamiento hasta noviembre del 2013.
Otra vez, no se cumplió el plazo, así que en el 2013 se determinó que la norma se extendería hasta el 2017.
Frente a incumplimiento de leyes, hay una gran utilización de recursos económicos. Mientras tanto represiones, desalojos, violencia para con ellos como también para sus casas y sus pertenencias, habiéndolas tirado, en una oportunidad, en un basurero municipal.
Por estos desalojos y por el desinterés de las autoridades se provocaron muchas muertes totalmente evitables y constantemente los niños y adultos enferman o mueren por falta de atención médica.

"La ley 26.160 no se cumple y gran parte de las comunidades es desalojada de lugares sagrados y ancestrales. No tenemos seguridad jurídica y es como si no existiésemos, como si no fuésemos seres humanos." 
Es por esto que no acceden a beneficios sociales o, en algunos casos, a un DNI, como lo es el del pueblo Nivaclé, que vive en el límite del Río Pilcomayo, cerca de Paraguay, y el Estado asegura que no son argentinos. "Se les niega el derecho a la identidad", afirma Jorge.
"No hermos tenido ninguna respuesta hasta el día de hoy por parte del Gobierno Nacional y menos del de Formosa"

¿Como reaccionan las personas que pasan por el acampe? ¿Reciben ayuda de ellos o se acercan para conocer el reclamo?
Jorge: Hay mucha discriminación, egoísmo y racismo. Desde febrero nos dicen "Indios váyanse de acá" o "Indios vayan a laburar" o nos gritan "villeros". Son muchas descalificaciones que reflejan de cierta forma el desinteres por la vida que hay en el país. Es como si la gente que pasa no viera el acampe. Gran parte de la sociedad nos discrimina y en Formosa es peor. Somos pueblos olvidados y abandonados. No les interesa nuestro reclamo, no existimos para el sistema.
Dicen que somos la minoría y quizás tienen razón, pero lo que nos diferencia es la forma de pensar y de valorar el territorio. En lugar de destruir, valoramos y ellos, los capitalistas, los políticos no valoran, destruyen mucho.

Para ellos es muy difícil estar ahí, como expresa Jorge, es "anormal" por las características de la ciudad. "Es inhumano vivir en estas condiciones, pero allá también se vive así", ya que en la comunidad no tienen agua potable, remedios y, a veces, tampoco les alcanza para comer.
"Dependemos mucho de la gente, pero, como dice un hermano, no vinimos a mostrar aquí nuestra pobreza, exigimos algo justo y legítimo".
Sufren insultos, discriminación y hasta el ruido del tránsito es algo poco común para ellos. Pero la lucha se siente y por eso soportan.
Pero allá la vida tampoco es facil. No tienen acceso a atención médica, sus casas son de madera o barro. Hay vinchuca (que transmite el mal de chagas), desnutrición, tuberculosis.
"El abandono es su estrategia para que dejemos nuestro territorio. Ahí hay recursos naturales importantes y la tierra es buena para sembrar soja. Por eso nos tratan así, buscan que nos vayamos." Pero no se van a ir. Esos lugares son sagrados para ellos.




Al estar acá... ¿Qué sienten cuando suceden cosas en las comunidades como un desalojo o, peor, la muerte de un nene?
Jorge: Para nosotros, lamentablemente, es normal. Pasa todas las semanas. A cada rato se enferma un hermano de tuberculosis y no tienen atención médica, tampoco los nenes con desnutrición.
Estamos acostumbrados a ver morir a nuestros hermanos. Mueren muchas personas. Insistimos en que nos visiten y conozcan como son las comunidades para que vean que no inventamos nada.
Ojalá el próximo gobierno, sea quien sea el que gane, atienda nuestro reclamo y traiga respuestas concretas y favorables. Este acampe no tiene hora ni fecha. Sólo depende de los gobiernos, que tienen la responsabilidad y el deber de resolver los conflictos territoriales.

"La tierra es nuestra vida", esa es su consigna porque sus tierras son su vida. Allí está su espiritualidad y por eso la valoran tanto, como valoran a las plantas, los animales, el sol, el viento, el agua. "Somos parte de ello, es nuestra madre".
Cada vez que pierden a un ser querido o tienen problemas de salud llegan a su territorio y comparten sus dolencias, tristezas y su llanto para sentirse mejor.
"La tierra no se hizo para ser destruida por la humanidad. Queremos dejar como QOPIWINI un mensaje: Sumensé a esta causa, nuestra situación es muy crítica. Nuestra Madre Tierra es provocada por los sectores políticos y capitalistas que tratan de destruirla. Pero jamás van a poder"

#EntrevistaInolvidable "Los barrios necesitan amor y solidaridad"

Kyle tiene 46 años, nació en Nueva York, EE.UU. Está casado con Claudia y tiene tres hijos. Vive hace 7 años en Argentina y hace 5 que es voluntario en dos Centros de Adolescentes (Construyendo Sueños y Entre Todos) en el Barrio Fátima, un barrio cercano a la villa 1.11.14.
Por Agostina Ferrante @agosferrante
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agostinaferrante@outlook.com


Al ser diseñador industrial, recibido hace 8 años en la Universidad de NY, decidió aportar sus conocimientos y su tiempo dando clases de carpintería a nenes de entre 8 y 18 años. “Con mi esposa tenemos el objetivo de devolver lo que recibimos de las personas en tiempos difíciles de nuestras vidas. Esta es mi manera de devolverlo.”
Al llegar al país tenía la intención de enseñar a adultos un oficio como este y conseguirles oportunidades laborales en empresas. Pero en estos barrios la mayoría de las personas no tienen el tiempo ni las ganas de invertir en un futuro. Muchos de ellos trabajan y lo que ganan en cada jornada lo invierten en el día a día.
“Me frustraba que a las clases no venga nadie y no sabía qué hacer. Hasta que conocí los centros y me abrieron las puertas para enseñarle a chicos”. Era un desafío nuevo, nunca había sido maestro de niños y debía adaptar las clases y las herramientas a ellos.
Lo sorprendió el amor de los nenes, la gran capacidad que tienen y las maravillas que pueden hacer con lo que él les enseña. “Tienen muchas habilidades y ganas de trabajar, estoy feliz y orgulloso”.
Tiene entre 10 y 20 alumnos cada semestre en el Centro, donde cuentan con comida y clases de todo tipo para los chicos, pero a veces la situación es muy difícil. Especialmente en un barrio peligroso y con muchos problemas a su alrededor. “Ver sus caras y sus cargas todos los días es muy duro y es por eso que también me gusta ser un mentor para ellos.”
Tenía un alumno, que ya no viene más a mi clase, que es muy inteligente, brillante. Hablamos de su futuro y le pregunté que le gustaría hacer al terminar la escuela. Me contestó que iba a ser como su papá, quien recolecta cartón en la calle. También me dijo que pensaba dejar la escuela.


Habiendo tantas oportunidades como una universidad gratis, algo que no pasa en todo el mundo, no podía creer que un chico tenga esa visión. Él me respondió: “La universidad no es para nosotros”. ¿¡Cómo que no!? Y, por supuesto, que lo motivé para que no deje la escuela y para que se dé cuenta de las habilidades que tiene y las oportunidades que hay esperándolo.


Tiempo después dejó mi clase, me asusté y llame a la directora de su escuela. Creí que se había enojado conmigo, pero no. Hoy es el mejor alumno de su clase.

Kyle, además, participa de una ONG en EE.UU. que le asigna cierta cantidad de dinero para becas y para los chicos. Dinero que él utiliza de la manera que cree mejor. En cada semestre elige a uno de los niños de su clase y le ofrece una beca para una escuela mejor y plata para los gastos (comida, ropa, etc.). Pero en este sentido también hay muchas trabas.
Había una nena de diez años, muy talentosa, dibujaba diseños de muebles que me dejaban realmente impactado. Cuando decidí que la beca podía ser para ella, nos dimos cuenta de que no podía leer.



Cuando nos acercamos a su escuela para hablar con la maestra y preguntarle por su rendimiento, la maestra al principio no sabía de quién le hablábamos. Después de algunas preguntas se dio cuenta de que la nena era su alumna, pero nos aseguró que ella sabía leer. Por eso uno quiere ofrecerles una beca, porque en algunas escuelas los nenes no están bien.
La historia no tiene un buen final. La mamá de la nena se asustó cuando desde el Centro le ofrecieron ayuda. Al trabajar en un taller clandestino, creyó que querían hacerle algo similar a su hija, y decidió enviarla a Bolivia con su papá.
Hay muchas historias como estas, de nenes muy chiquitos que venden y compran droga, nenas que llegan llorando a clase porque vieron morir a un familiar apuñalado en la calle, algo que para ellos es normal. “Es frustrante. Es duro conocer sus vidas. Pero desde mi lugar espero ayudarlos para su futuro”.
Kyle cuenta con un negocio que dona los materiales para las clases de los chicos. Ellos hacen sus propios muebles, aunque al principio creen que no pueden hacerlo.
El centro en el que está solía recibir fondos del Gobierno de la Ciudad, pero en el último tiempo ya no cuentan con esa ayuda.
Haber vivido en la calle y la familia que tuvo lo hicieron entender las necesidades de las personas. “Estoy cada día tratando de sobrevivir con ellos y para decirles que hay esperanza, que pueden hacer lo que quieran aunque parezca imposible”.

“Yo escuché muchas veces a las personas en este país decir que no hay oportunidades. Y no es así, hay muchísimas, más de las que hay en EE.UU. Me encanta este país y estar acá con mi familia. No lo cambio por nada.”
Kyle se sorprende con las familias que viven en estos barrios y lo unidos que son. “Son como una comunidad, una tribu, y yo quieren irse de ahí. Conozco personas que ganan más que yo y eligen vivir ahí.”
Tiene mucho respeto para las personas que conoció en el barrio, gente trabajadora y fuerte. Y se alegra de aprender muchísimo de ellos, del respeto que se tienen y el amor que dan.
“Conozco algunas personas que ayudan, pero también veo lo opuesto. Gente que da y por debajo de la mesa hace otra cosa.” Como personas que van a pedir votos u otros que se quedan con las donaciones y ayuda y no las reparten en el barrio.
“Hay abusos por todos lados, por eso no pueden creer cuando alguien quiere ayudar.”

"Es un camino de años, si uno está poco tiempo no sirve. Por eso intento siempre conseguir personas que quieran ayudar y comprometerse realmente con esta causa. Y no es un sacrificio, yo recibo más de lo que doy, como cuando los nenes me abrazan y me dicen “papá”. Sus sonrisas son el mejor regalo.
El cambio no viene con sólo una persona. Los barrios necesitan mucha ayuda y no económica, necesitan amor y solidaridad."