sábado, 28 de marzo de 2015

Una mujer asesinada cada 30 horas

(Nota para la facu, 2014)

Adriana Marisel Zambrano era jujeña, vivía con su pareja, Juan Manuel, en Palpalá, localidad de esta provincia. Fue él quien la asesinó a sus cortos 28 años, lo que lo condenó a cinco años de cárcel.

Adriana no es la única, en honor a ella se le dio nombre a un Observatorio de Femicidios que coordina la Asociación Civil de La Casa del Encuentro. Fue esta organización la que en marzo publicó un informe que registra los femicidios del año pasado.

Cada 30 horas una mujer era asesinada, en el 2013, víctimas de armas de fuego, quemadas, golpeadas, violadas y estranguladas. 295 madres, hijas y hermanas han perdido su vida porque alguien se creyó mejor que ella, o por tener a su lado a una persona que la consideraba de su propiedad.

Sin distinguir entre las formas en las que fueron asesinadas ni la cantidad de femicidios, ni el lugar del que provenían, estas mujeres han sido aisladas (en general, por sus parejas, ex-maridos o amantes), fueron acostumbradas al dolor y a la violencia, la naturalizaron.

Celos, llamadas insistentes, control, violencia verbal y física, son sólo algunos de lso padecimientos de muchas mujeres día tras día. La mayoría, que por miedo callan, concicen con esta situación hasta que se va de las manos; otras, que se animan a denunciar estos hechos, no son escuchadas y la tragedia se da a pesar de todo.

El femicidio es un problema nacional (mundial también), que debería estar en la agenda de cada político. Para erradicarlo no sólo depende de cada mujer, muchas no saben que está mal lo que viven, muchas otras no saben a quién recurrir, o peor, si piden ayuda son ignoradas.

Cada mujer debe saber cuáles son los indicios de estos episodios, conocerlos y más allá de su miedo o valentía, entender que no pueden callarlo ni permitirlo. Ninguna de ellas debe ser humillada, hostigada, maltratada, violada ni asesinada. Nadie merece eso.

Información, contención y confianza son tres elementos fundamentales para reducir el femicidio y la violencia de género hasta erradicarlos por completo, ya que nunca debería haber existido.

jueves, 26 de marzo de 2015

La cultura no se clausura

(Nota realizada para la facultad, junio 2014)

"Cultura para todos", es la frase que utiliza el Gobierno de la Ciudad para presentar su Programa de Centros Culturales en Barrios. Sin embargo, estos últimos meses el Gobierno porteño se ha encargado de clausurar muchos espacios con distintos motivos incoherentes, que no coinciden con el supuesto proyecto cultural.

Son estos espacios los que se les ofrecen a los vecinos para realizar distintos talleres, gratuitos o no, y difundir no sólo el entretenimiento, la educación y el arte sino también la cultura de un país.

Estos centros carecen definitivamente de un marco legal, tal es así que el Gobierno de Mauricio Macri encuentra las excusas para clausurarlos, sobretodo porque son vistos como locales comerciales que no están en regla, cuando realmente no son espacios de tal tipo.

Los proyectos de ley que existen en relación con esto no sólo no llegan a tratarse, sino que no contemplan realmente lo que es un espacio de este tipo, la importancia que tiene y lo que significa la cultura para un barrio y para la totalidad del país.

Para algunos de estos espacios es complicado e inaccesible mantener la habilitación que pretende el Gobierno, más que nada teniendo en cuenta que son lugares independientes y que sobreviven gracias a sus alumnos, los docentes y las personas que defienden la cultura y los mantienen en pie día a día.

Si los centros culturales continúan siendo clausurados, estos espacios seán utilizados para fines puramente comerciales. Las ideas de este gobierno persiguen objetivos totalmente lucrativos, eliminando así la esperanza de un país cultural, con arte, música, danza y hasta deporte, lo que es necesario para todos y cada uno de los ciudadanos, para su mente y para una vida más sana y, por qué no, feliz.

lunes, 23 de marzo de 2015

"La ciencia sólo cumplirá sus promesas cuando beneficios sean compartidos equitativamente entre los verdaderos pobres del mundo"

(Nota para la facultad, utilizando información de internet, 2014)

Travieso, rebelde, inteligente, así lo describía su padre. Venía de familia ucraniana y nació en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, en octubre de 1927. Era el segundo de tres hermanos y aunque no resaltaba en el colegio, era muy estudioso, lo que dio sus frutos a sus 57 años, cuando lo premiaron con un Nobel.

César Milstein llegó a la Capital Federal para estudiar en la Universidad de Buenos Aires, graduándose de Licenciado de Ciencias Químicas a los 25 años. Cuatro años después recibió su Doctorado en Química y un premio especial de la Sociedad Bioquímica Argentina.

Su inspiración fue el libro Los Cazadores de Microbios que, sorprendentemente, no es un libro sobre ciencia, sino que se trata de biografías de científicos que atravesaron ciertas dificultades durante sus investigaciones. Los desafíos y la lucha de estos hombres hicieron que César emprenda su viaje para cumplir su sueño.


Entre dos sueños

Durante su juventud militó en el movimiento anarquista, el país comenzaba a vivir los cambios del primer gobierno peronista. Su apasionada oposición era compartida con su hermano Oscar, el mayor, tal es así que fue un popular activista en contra de la privatización de los establecimientos educativos, desde el movimiento "Juventudes Libertarias".

Liderando asambleas y siendo reconocido y admirado entre sus compañeros fue elegido presidente del Centro de Estudiantes, donde promovió marchas contra el peronismo. En ese ambiente fue que conoció a Celia Prillelstenski, mujer con la que se casó luego de que ambos se reciban y decidieron marchar a Europa.

Al regresar obtuvo su primer título y fue abandonando la militancia y el interés político al concentrarse en sus estudios. "Tenía que elegir, por un lado, un futuro riesgoso; trabajando duro, sin grandes perspectivas económicas, en aras de un sueño lejano y ambicioso que es la aventura del conocimiento. Por otro lado, podría olvidarme de todo eso y elegir el camino trillado de aspiraciones mediocres: elegí el primero."

Su segundo doctorado lo obtuvo en la Universidad de Cambridge, luego de ser becado. Al volver en 1961 se hizo cargo de la División de Biología Molecular del Instituto Nacional de Microbiología, pero este puesto sólo duró un año. El golpe de estado de 1962, la situación que vivía el país y la crisis que azotaba al Instituto Malbrán lo llevaron a tomar decisiones difíciles.


"Yo no me fui, a mi me echaron"

La caída de Frondizi desencadenó en el despido del director y de varios científicos del Malbrán, llevando a Milstein a pedir la reincorporación de los científicos, lo que lo hizo renunciar. Fue en ese momento cuando decidió partir a Inglaterra. "Negar el apoyo que merecía ese grupo selecto era inaceptable, defender el desarrollo científico de un país es, por encima de todos, defender la calidad científica".

Al regresar a Cambridge, se enfocó en el estudio de las inmunoglobulinas, y junto a George Kohler desarrollaron una técnica para producir anticuerpos monoclonales. En 1983 lo designaron Dirctor de la División Química, Proteínas y Acidos Nucleicos de la Universidad de Cambridge.

Un año más tarde, gracias a su trabajo en estos anticuerpos recibió el Premio Nobel de Medicina y Fisiología. No sólo fue premiado, sino que su investigación provocó un gran avance en el reconocimiento y lectura de células y moléculas extrañas al sistema inmunológico. Gracias a su trabajo, distintas aplicaciones en diagnósticos y tratamientos oncológicos fueron posibles.


Un hombre simple

César consideraba que los avances científicos debían ser patrimonio de la humanidad y no ser utilizados para usufructo personal. Si hubiese patentado sus descubrimientos, Milstein habría sido rico de por vida. "La ciencia sólo cumplirá sus promesas, cuando sus beneficios sean compartidos equitativamente entre los verdaderos pobres del mundo".

Recibió el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Bahía Blanca, además de otras distinciones, como el Konex de Brillante por su contribución a la ciencia en nuestro país.

Su deseo no era estar aquí más que como un turista, ya que el sostenía que su vida, su casa y sus amigos estaban en Inglaterra. Sin embargo, creía que el premio Nobel lo merecía también por el esfuerzo que su país hizo por él.


Un ejemplo de vida

Falleció el 24 de marzo del 2002 en Cambridge, Inglaterra, a sus 74 años. Al morir, le dejó a todo el mundo, no sólo a la Argentina, un increíble aporte a la medicina y a la ciencia, pero también un ejemplo de ética, por su estilo de vida, sus decisiones, su bondad, su lucha y su amor incondicional a lo que eligió desde un principio y con lo que nunca lucró.

En la ceremonia en homenaje a su persona, su sobrina nieta eligió un hermoso cuento de Eduardo Galeano para despedirlo, representando la gran persona que era y las grandes acciones que realizó en su vida.

Un hombre del pueblo de Negua, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
- El mundo es eso. - reveló - Un montón de gente, un mar de fueguitos. 
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciente.

jueves, 12 de marzo de 2015

El crimen de Saladillo sigue siendo un misterio

(Crónica policial para la facultad, 2014)

El crimen de Saladillo sigue siendo un misterio
Todavía se desconocen la causa y el autor del asesinato de Marisol Oyhanart. A más de un mes de su asesinato, las pruebas y datos son escasos.

Marisol Oyhanart, una auxiliar docente de 38 años, madre de tres hijos y esposa de Sergio Rachit, fue encontrada sin vida la mañana del 15 de abril. Luego de más de un mes de investigaciones, sigue sin saberse el nombre de su asesino.

La mujer asesinada de Saladillo salió, como todos los días, a realizar actividad física a las 15 hs. del 14 de abril a una zona de quintas. A las 19 del mismo se denunció su desaparición tras la preocupación de su familia al ver que Marisol no fue por sus hijos al colegio. Mientras su marido dormía una siesta, su hija lo llamó preocupada para avisarle que nadie fue a retirarla ni a sus hermanos.

Fue a la mañana del día siguiente que la hallaron entre unos pastizales, cerca de dos casas abandonadas, muerta, con un fuerte golpe en la cabeza y varios en el cuerpo. Estaba vestida, con una prenda que tapaba su cabeza y sus auriculares y lentes de sol se encontraban cerca de la escena. Su celular no estaba allí.

La fiscal de la causa, Patricia Hortel, ordenó dos allanamientos, uno en la casa de Marisol y otro en un galpón que funcionaba como depósito de la empresa familiar. Además. se le tomó declaración a toda la familia directa de la víctima y se peritó el auto de su marido, quien además fue demorado y estuvo incomunicado hasta la madrugada del 16. Luego de una declaración de tres horas, Sergio Rachit fue al principio el único sosprechoso del asesinato.

Al realizar la autopsia, se llegó a la conclusión de que la maestra jardinera fue estrangulada y ésta fue su causa de muerte, además de varios golpes en el cráneo, cara y otras partes del cuerpo. Se estimó que su deceso se produjo entre las 21 hs. del 14 y las 2 del 15, luego de la denuncia por parte de la familia.

El celular de la víctima no fue hallado en la escena del crimen, que sería una gran fuente de información para conocer los últimos movimientos de Marisol antes de su asesinato. Las únicas personas que la vieron el día de su desaparición, fueron dos vecinos del lugar que aseguraban haberla visto aproximadamente a las 16 hs. Ellas, además, retrataron a un hombre que aparentemente vieron cerca de la escena del crimen.

Luego de reclamos, marchas y dichos de vecinos y personas cercanas a la víctima que aseguran que ella y su marido formaban una pareja muy feliz y se hallaban bien, la investigación continuó sin rastro alguno del asesino de Marisol y sin sospechosos.

La fiscal del caso ordenó la búsqueda y detención del presunto asesino, un hombre de 25 años, Jonathan Bianchi, también de Saladillo, con antecedentes por delitos sexuales y que se encontraba prófugo. Esta persona coincidía con el identikit realizado por las vecinas que saludaron a Marisol el día de su muerte. Se realizaron allanamientos en varios domicilios para detenerlo pero el hombre había desaparecido, aparentemente, el día del crimen.

El juez de la causa, Cesar Melazo, rechazó el pedido de detención por falta de pruebas, a pesar de la orden de la fiscal, tras los dichos del abogado del sospechoso que aseguraba que su cliente no tenía nada que ver con el crimen ya que era imposible que él haya caminado por esa zona ese día.

Luego de un mes, la causa continúa sin ningún sospechoso, a pesar de haber ocurrido en un lugar transitado y a plena luz del día, donde también es extraño que nadie haya visto el cadáver. Además, surgieron dudas de si el lugar donde se halló el cuerpo fue realmente la escena del crimen. Se sospecha si la víctima fue asesinada en otro lugar y su cuerpo fue trasladado a la zona donde se lo encontró.

A pesar del rechazo por parte del juez de garantías, Melazo, Jonathan continua siendo un sospechoso y se han comenzado a cruzar las llamadas de los titulares de tres celulares.

Además, salieron a la luz varias fallas de la investigación. Una fue la modificación de la escena del crimen tras cortar el pasto en la zona para buscar el teléfono de Marisol. Otro, la irregularidad e imposibilidad al fijar la hora del deceso, ya que la camioneta del cuerpo médico forense que llevaba el cadáver tuvo un problema mecánico y alteró la temperatura del cuerpo, elemento necesario al establecer la hora de la muerte. Tal es así, que luego de un análisis en la concentración de potasio en el humor vítreo precisó que el horario no fue entre las 21 del día 14 y las 2 del 15, sino entre las 16.35 y las 16.50 del 14.



miércoles, 11 de marzo de 2015

Un grito desesperado de ayuda

(Nota para la facultad, mayo 2014)

¿Son las drogas las culpables de la violencia que azota a nuestro país en la actualidad? ¿Son nuestros jóvenes los responsables de esto?

No son las drogas el problema base de esta situación. Lamentablemente el narcotráfico está, pero este existe por el simple hecho de que también hay consumidores, como también hay políticos que hacen la vista gorda.

Para los políticos las drogas son el mayor negocio, para los que la consumen ésta es un escape de su triste realidad, un escape necesario, aunque sea este el peor camino que puedan elegir.

Y con consumidores no se hace referencia sólo a las clases más bajas y con menos posibilidades, las drogas se presentan en todos los estamentos sociales, en cualquier tipo de familia, barrio y por infinitos motivos.

La responsabilidad se encuentra en todos y cada uno de los argentinos, que permitimos que este enorme problema sea más fuerte que nosotros, que muchos jóvenes mueran día a día o desperdicien su vida de esta manera.

No sólo arruinan sus cuerpos y mentes, sino que caen en un círculo vicioso de drogas y violencia. Violencia verbal, violencia con sus propios cuerpos, con sus relaciones y también con la comunidad. Una violencia que nace por la adicción, por la misma tristeza que los llevó a consumir, la falta de contención, la sobreprotección, la soledad, la ignorancia y la inexistente ayuda, en muchos casos de su entorno y sobretodo de la sociedad.

Es difícil erradicarlo, y no debemos tener vergüenza de reconocerlo, ni de admitir que no sabemos cómo ayudarnos y que nos cuesta definir un pensamiento al respecto.

Lo principal, lo necesario para comenzar a cambiarlo está en cada uno de los protagonistas y en la ayuda de un padre, una madre, un hermano o un amigo. El consumo de drogas es un grito que pide auxilio, un grito ahogado y desesperado de ayuda que nunca nadie escuchó.

Lo más grave y difícil es reconocer que la sociedad, los políticos, cada uno de nosotros no escuchamos estos gritos de personas que tanto nos necesitan. Personas que carecen de familia, recursos, ayuda, protección y educación.

Como comunidad, como seres humanos principalmente debemos escucharlos y hacer lo posible por ellos. Al hacerlo, también hacemos algo por nosotros y por el futuro de nuestra sociedad.

martes, 3 de marzo de 2015

“Si sólo me dedicara a la música esto me haría mucha falta" (Trabajo para la facultad)

Ezequiel Szusterman, 31 años, profesor en talleres de sambareggae Cafundó

Ezequiel Szusterman es el Director General de la banda de sambareggae (género musical de percusión brasileña) Cafundó. Además, es uno de los profesores de los “Talleres Cafundó”, donde se enseña este estilo en particular.

Hace 4 años empezaste, con otro integrante de Cafundó, los talleres de sambareggae, ¿cómo lo decidieron? ¿Por qué?
Fue con Pablo Belmes, que además de ser compañeros en Cafundó, somos amigos desde la primaria. En el 2010, cuando ya habíamos empezado esta banda, se nos ocurrió la idea de dar juntos un taller de sambareggae, ya que ambos teníamos experiencia dando clases particulares. Al principio eran, aproximadamente, siete alumnos y, a fines de ese año, fueron 36, en tres grupos distintos. Superó nuestras expectativas ampliamente.

Durante el año los alumnos tocan y realizan muestras en boliches, plazas y distintos eventos, ¿qué te genera verlos?

Me llena de alegría. Las muestras las organizamos con un fin pedagógico, ya que el estilo de música es perfecto para tocarlo en una plaza, al ser muy callejero. Es hermoso ver como los alumnos disfrutan, se unen humanamente como grupo además de la experiencia musical.
Los fortalece a ellos como taller y también a nosotros como docentes.

Los alumnos suelen agradecerte, ya sea por las redes sociales o personalmente, ¿cómo te sentís cuando lo hacen?

Es muy fuerte. En las reuniones que tenemos con los profesores charlamos de las devoluciones que nos hacen los alumnos, positivas o a veces sugerencias o críticas que nos aportan muchísimo. Es una inyección de energía, también, para cuando los talleres no están del todo bien.
Cuando tocan en vivo y la pasan bien, se sienten cómodos y lo demuestran escribiendo algo en Facebook, por mail o te lo dicen, es, de verdad, increíble.
Fue un correo, en particular, el que me hizo recapacitar y darme cuenta de lo importante que son las palabras de ellos. Realmente las leo o escucho detenidamente y las guardo en mi corazón.

Teniendo en cuenta el disfrute de los alumnos y que son tres los años de duración de los talleres, ¿algún grupo pidió continuar con las clases un año más?

El primer taller de Cafundó, que debería haber terminado el ciclo en el 2012, quería continuar. Se habló con los otros profesores y, como había material para ver y ganas de hacerlo, coincidimos en dar un año más. Desde ese momento, decidimos que los talleres durarán cuatro años. Al terminar, algunos de los alumnos comenzaron de vuelta en un grupo nuevo para no dejar de aprender y seguir tocando sambareggae.
Consideramos que esta duración es la necesaria para cumplir con nuestros objetivos para cada uno de los chicos y también para nosotros.

Como en cualquier otro aspecto de la vida, dentro de un grupo es lógico que cada alumno tenga un objetivo distinto para con el taller y algunos pueden poner más esfuerzo que otros. ¿Qué actitud toman ustedes ante las diferencias entre ellos?

Me gratifica como músico y como docente. Es un desafío que me interesa y que tratamos de darle la atención necesaria musical y pedagógicamente.
Todos pueden formar parte y cada uno de ellos es un eslabón indispensable en el taller. Los que se interesen más harán que suene mejor el grupo, los que lo tomen como algo terapéutico merecen la misma atención que los anteriores  y serán tan importantes como los demás.
Entre ellos deben aprender a convivir y a formar un equipo. Nosotros, como docentes, intentamos encontrar el equilibrio para que todos lo disfruten de la misma forma.

Más allá de las clases particulares y luego de estos 4 años de enseñar en talleres, ¿habías imaginado alguna vez ser profesor y vivir esta experiencia?

No, nunca imaginé estar a cargo de una institución donde existan ciertas normas que ayuden a la convivencia y aseguren y faciliten la enseñanza.
Me encanta que podamos lograr que funcione este proyecto. Me hace bien a nivel profesional y no me perdería nunca del placer de dar clase todos los días de la semana.
Si sólo me dedicara a la música esto me haría mucha falta, no podría irme de gira y perderme el placer de dar clase en un taller.

Además de la satisfacción que sentís vos como profesor y como músico al ver  a tus alumnos tocando lo que vos les enseñas y lo que a vos te gusta, ¿qué sentís cuando los ves apoyando a Cafundó en un recital?

Me llena de alegría. Varios integrantes de Cafundó tienen otras bandas de géneros distintos. La diferencia entre los seguidores de una banda común y los nuestros es que uno ve en un recital a sus propios alumnos, que conocemos, vemos todas las semanas y que compartís un espacio muy especial.
Cada aspecto, situación y experiencia que vivimos es muy linda y muy compleja a la vez. Desde tomar decisiones difíciles como la de cerrar un taller por la cantidad de alumnos, buscar el punto medio para cada alumno con sus particularidades y cada desafío que se presenta, hasta los shows, las clases y los momentos lindos que compartimos.
Esto no es gratis, poder emprender algo con amigos, siendo nuestros propios jefes, teniendo nuestras reglas es algo que no se presenta todos los días y requiere de mucho esfuerzo. Y luego de toda la dedicación que ponemos, verlos apoyándonos en un recital es maravilloso, no puedo pedir más.

lunes, 2 de marzo de 2015

La salud no da abasto

(Nota para la facultad, 2014)

Las guardias de los hospitales públicos o privados colapsan. En casos de urgencia un anciano o un niño, si hablamos de los casos más preocupantes, deben esperar horas para atenderse cuando posiblemente no encontrarán, en su gran mayoría, especialistas ni buena atención.

Los hospitales públicos son responsabilidad del Estado, pero en clínicas privadas es ilógico pensar que las personas pagan enormes sumas de dinero para tener una obra social y deben tolerar situaciones como estas.

¿Hay más personas afiliadas de las que pueden recibir en los hospitales? ¿Hay pocos profesionales? Es increíble que con el dinero que debitan las personas en las prepagas no consigan turnos o internaciones, y de poder conseguirlos son con distancias de semanas, o peor, meses.

¿Para qué aumentan las cuotas de las obras sociales si el servicio no mejora? ¿O es que hay que pagar planes, incluso más caros, para recibir una buena atención? Aunque planes de ese tipo, en realidad, sean similares, sólo que otorgan una mejor "hotelería" hospitalaria.

Hastas hace un tiempo los que tenían la posibilidad económica elegían una atención médica privada, que solía ser de mejor nivel. Hoy por hoy, la situación se tornó casi dramática, ya que al pagar más caro el servicio va empeorando cada vez.