martes, 4 de agosto de 2015

“La democracia se fortalece si hay voces que defiendan a los de abajo”

Entrevista Completa al Pre-candidato a Presidente de la Nación, Alejandro Bodart (MST - Nueva Izquierda)

Periodista: En su página, al describirse, usted habla de los abusos de los dos gobiernos. ¿A qué se refiere?
Alejandro Bodart: Creo que tanto el gobierno nacional como el gobierno de la Ciudad se complementan y, más allá de las diferencias que la gente ve, son más parecidos de lo que se cree. Son gobiernos muy autoritarios. Pero esencialmente comparten un mismo modelo económico y político que creo que es el que nos ha llevado a los desastres que tenemos hoy. Acá en la Legislatura de la Ciudad si no fuera por el Kirchnerismo el Macrismo no hubiera podido sacar casi ninguna ley porque no tienen mayoría propia. Y en Nación muchas veces el Macrismo apoya al Kirchnerismo en lo que necesita. 

Comparten los mismos grupos económicos, también. Acá, el grupo IRSA, que se está quedando con todas las tierras públicas, construye shoppings y revienta a la naturaleza, es el mismo grupo del Banco Hipotecario que, a su vez, trabaja con PROCREAR para el gobierno nacional. 

El grupo Roggio, que es el dueño de los subtes, el principal medio de transporte de la Ciudad, es, a su vez, el dueño de los ferrocarriles porque se los han concedido en el plano nacional.
Es decir que los grupos económicos trabajan con uno y con el otro. Entonces, hacia fuera parece una gran lucha, pero en realidad es una farsa porque tienen más acuerdos que diferencias. 


Y son autoritarios porque los dos, en general, practican una democracia que es ficticia. Ninguno realmente consulta los grandes temas a la población, sino que utilizan el poder que obtienen al ganar una elección de manera casi monárquica, porque en los cuatro años creen tener la posibilidad de hacer lo que quieren. Y toman decisiones que, no sólo nos involucran a todos, sino que nunca fueron parte del debate en las campañas electorales. Incluso, en las campañas, los asesores les dicen que no digan casi nada, porque si dicen lo que realmente quieren hacer no obtendrían tantos votos.


Yo creo en otro tipo de democracia, que sea participativa, donde las decisiones fundamentales las tome la gente. Es preferible que nos equivoquemos todos y no un grupo que no fue elegido por hacer muchas de las cosas que hace.


P: Usted presentó un proyecto para que los políticos se atiendan en hospitales públicos y eduquen a sus hijos en escuelas públicas. El motivo por el cual no lo hacen está claro, ni la salud ni la educación públicas están en muy buen estado. ¿Por qué cree que hay tanto desinterés en invertir y gestionar lo público?
A. B.: Yo creo que ven lo público como un gasto a recortar, no como un derecho. Lo público es un derecho. La gente tiene derecho a tener una salud y educación dignas, también a tener vivienda, trabajo, un transporte correcto. Son todos derechos, pero tenemos gobernantes que, al  representar más a las corporaciones que a los ciudadanos, ven la posibilidad de recortar lo público para favorecer a los sectores privados.

En la Ciudad, año a año se recorta el presupuesto para educación, y también anualmente aumentan el subsidio para las escuelas privadas. Siempre hay una política tendiente a transferir recursos de lo público a lo privado. Ha sido el festín de las grandes empresas.
Pasa lo mismo en Nación, ven lo público como algo para recortar para facilitarlo en subsidios, en exenciones impositivas, en preventas a los grandes grupos económicos. Porque, justamente, representan a esos grupos no a la gente.


P: ¿Qué propone para mejorar la educación y la salud públicas?
A. B.: Primero que nada, un aumento de presupuesto. Tendría que ser un aumento cualitativo para que realmente se pueda, primero, garantizar un salario correcto para los trabajadores, no hay buena atención con salarios de hambre. En el caso de la educación, si los docentes tienen que trabajar dos o tres turnos, para poder llegar a fin de mes, no hay ninguna posibilidad de que se capaciten ni de que eduquen.

En lo que respecta a la salud, tenemos el problema de que hay cada vez menos personal, sobretodo de enfermería y técnicos, entonces se ejerce una actividad cada vez más mala. Eso sin mencionar los enormes problemas edilicios que hay.

Tanto en salud como en educación hay que volver a un plan único educativo y de salud. En los 90 se provincializaron ambas y se dejó a su suerte a las provincias sin darles los recursos para gestionarlas. Entonces cada provincia es la variable de ajuste en estos rubros. Hay que ir a un plan unificado nacional, yendo a un congreso con la comunidad educativa para rediscutir y rediseñar las políticas. Habría que volver para atrás y hacer, realmente, todo de nuevo. En la salud lo mismo, hay que apostar a los profesionales.


P: La inseguridad es algo que preocupa al país en su totalidad. ¿Cuáles son las propuestas del MST en ese sentido?
A. B.: La primera es un shock de inclusión para el millón y medio de jóvenes que ni trabaja ni estudia. Hay que sacarlos de la situación de marginalidad porque, si un joven no tiene trabajo ni estudios, vive en una villa miseria y el único que se preocupa por él es el narco o el delincuente que lo lleva a robar, no hay ninguna política de seguridad posible.
No se debe reprimir al joven, que es una víctima. El camino es incluyéndolo. Sacarles esos pibes a los grupos de narcos.

En segundo lugar hay que reformar la justicia y las fuerzas de seguridad. Estas son parte del problema de la inseguridad porque muchas veces se asocian a los grandes delincuentes, garantizan la impunidad.

Todo un barrio sabe dónde está el dealer vendiendo la droga, donde está el prostíbulo en el que hay trata, donde está el desarmadero. ¿Todos saben menos el comisario? No, el comisario es corrupto. Todas las comisarias tienen comisarios corruptos. A tal punto que en dos provincias, Córdoba y Santa Fe,  cayó toda la cúpula, porque no eran corruptos, directamente eran los que comandaban el narcotráfico.

Hay que elegir el comisario por voto popular, para que sea la gente la que elija y, por esa vía, el comisario que no cumple no es reelecto; hay que sindicalizar la tropa, para que pueda denunciar los casos de corrupción y se pueda negar a hacer actos corruptos, para que también pueda negarse a reprimir y así volcarse a lo que le corresponde. 

En el caso de la justicia, hay que elegir jueces y fiscales por voto popular, cada cuatro años. Tienen que dejar de ser vitalicios y deberían elegirse en listas distintas de los partidos políticos. Pero también tiene que haber control social. Si no hay una justicia con control social en la que se cambie a todos estos jueces corruptos, coimeros y que son parte de la impunidad, estas instituciones promueven la inseguridad, porque son las que la permiten.


P: Entre el MST y otros partidos de izquierda como el FIT hay varias similitudes. Desde este espacio se expresa la voluntad de la unión de los partidos de izquierda ¿por qué no se logra? ¿Qué le diría al votante de izquierda para que elija a su partido?
A. B.: Tenemos propuestas similares, salvo una. Nosotros creemos que hace falta una gran unidad, que nos tiene que permitir aprender a convivir con nuestros matices y diferencias. Si hubiese una gran coalición de izquierda, abriendo las puertas a que pueda incluirse gente que proviene de otros partidos, así podríamos realmente provocar los cambios que necesitamos.
Nosotros creemos que el FIT (Frente de Izquierda y los Trabajadores) no quiere ampliar la unidad, quiere que quede reducida a la unidad que han logrado, desconoce a otras fuerzas de izquierda y desconoce que hay otros sectores que luchan por lo mismo.

La izquierda es muy plural, yo creo que hay que hacer una gran coalición. Por eso deberían votarnos a nosotros, para que esta propuesta, que es un compromiso de impulsar la unidad, se pueda llevar adelante. Necesitamos fuerza para eso. Sobre muchas cuestiones tenemos miradas parecidas, pero el sectarismo es una variante dentro de la izquierda que profesan mucho los compañeros del FIT, y eso impide que tengamos la unidad necesaria para derrotar a los enemigos comunes que tenemos.

Hay que ir a una cultura distinta de izquierda, donde el compañero que pueda tener un matiz no sea el enemigo. El enemigo es la burguesía, las grandes corporaciones. Tenemos que estar juntos peleando eso, sin perder la identidad, sin perder lo que cada uno opina, pero aprendiendo a convivir. Ese es el camino para dejar el rol testimonial de la izquierda y pasar a tener un rol como opción de gobierno.


P: ¿Se verá reflejada esa diferencia el domingo?
A. B.: El nuestro es un proyecto que tiene menos tiempo que el del FIT. Como siempre se debe pagar derecho de piso. Pero creo que estamos logrando, poco a poco, y sobre todo en las elecciones provinciales que se han hecho, instalar esta idea de que hace falta una izquierda más abierta, más plural.

Creo que eso se va a manifestar el domingo pero que esencialmente está claro hoy que hay dos proyectos de izquierda por lo menos para un sector. Ese era nuestro objetivo, que se entienda que la izquierda tiene que renovarse, cambiar para ponerse a tono. Creo que este es un reclamo de mucha gente, que quisiera venir hacia la izquierda pero muchas veces la división, la dispersión, el sectarismo impide que venga.

Un objetivo que teníamos para estas elecciones era que se conociera que hay otro proyecto, y lo hemos logrado, por lo menos en una franja, no digo en toda la sociedad.


P: ¿Qué puede decir sobre las campañas electorales de los demás candidatos?
A. B.: Si uno pudiese abrir las cuentas para ver quienes bancan las campañas de Scioli, de Macri o de Massa, que gastan tres mil, cuatro mil millones de pesos, veríamos que gran parte viene de corporaciones. Incluso las mismas bancan a los tres, porque saben que gane quien gane, recibirán rápidamente y con creces lo que invirtieron.

La desigualdad de recursos que hay entre los que gastan cuatro mil millones y nosotros que hacemos campaña por dos pesos es enorme. Pero aprovechamos la campaña para que nuestras ideas lleguen.


P: ¿Qué políticas apoya del kirchnerismo y cuáles critica?
A. B.: Se me hace difícil decir apoyo tal política, pese a que, por ejemplo, yo estoy de acuerdo con la Asignación Universal por Hijo, estoy de acuerdo con la renacionalización de Aerolíneas. Me cuesta apoyarlas porque, estoy a favor de la Asignación, de la ayuda social a todo el que lo necesita, pero no creo que deba ser una política estratégica, eso es una política coyuntural. El objetivo debe ser dar trabajo genuino, para dejar de tener a la gente dependiendo de uno. En eso no se avanzó nada, todo lo contrario, se han cerrado cerca de mil fábricas en el último año.

Hace falta un plan de industrialización del país, tenemos que dejar de ser esencialmente agroexportador y para eso necesitamos invertir. En lugar de pagar deuda externa o de dejar sin impuestos a los grandes grupos económicos, se debe recuperar renta para invertir en industrializar, en hacer barcos, aviones, recuperar el ferrocarril. Y dar empleo genuino.

La nacionalización de Aerolíneas es una gota en el desierto porque todas las privatizaciones del 90 lo siguen estando. Sin control social, una empresa nacionalizada va a tener los mismos problemas que tenía antes de que se privatizara. Va a haber un despilfarro general y va a ir creando las condiciones para que nuevamente la gente pida que se privatice.

Las empresas tienen que ser estatales pero tiene que haber control, para que los fondos vayan donde deben ir y no se utilicen para negocios Monsanto, para corruptela, para amiguismo, para politiquería, que es como se utiliza actualmente. Eso va en contra de la eficiencia y prepara el camino para una nueva privatización.

Puedo coincidir en algunas cosas parciales, pero no coincido en el grueso.

En cuanto a las medidas que critico, Monsanto, con lo que contamina, sigue existiendo, es una corporación de un peso tremendo. La Barrick Gold, que contamina el agua para sacar oro, se desarrolló más que nunca. Toda la megaminería se desarrolló mucho en este período. Para explotar petróleo y gas trajeron el fracking, que es un método altamente contaminante, mientras que en EE.UU. está prohibido.

La frontera de la soja aumentó a niveles increíbles, desplazando otros cultivos, desplazando poblaciones.

La deuda externa se pagó más que nunca. Se habla de desendeudamiento y es algo totalmente falso. Debíamos 200 mil millones de dólares cuando asumió Néstor, la presidente dijo que pagó esa suma y ahora debemos 350 mil millones de dólares.

La matriz de los 90 sigue vigente en el kirchnerismo. Ha habido retoques desde el punto de vista formal, en el discurso, en alguna que otra medida para estabilizarse. Pero la matriz que se implantó acá, sigue. Por eso tenemos cada vez más desigualdad social; cada vez más concentración en pocas manos de la riqueza; de una mayoría que ya ni se inserta en el mercado laboral y problemas estructurales que no se logran superar.

Hay que cambiar de raíz y ellos son una continuidad, no un cambio.


P: La semana pasada Jorge Altamira afirmó que si gana la fórmula Scioli-Zannini, va a ser un gobierno de dos cabezas. ¿Qué piensa al respecto?
A. B.: Yo no creo en eso. Me parece que eso es hacerle seguidismo a la propaganda oficial.
Pienso que el kirchnerismo está terminando con un giro grande hacia la derecha su gobierno. Han decidido, claramente, abalar a un candidato muy conservador y neoliberal. Eso no les produce contradicción. El kirchnerismo era eso antes de que se hiciera kirchnerismo. En los 90 le levantaban la mano a Menem diciendo que era el mejor presidente de la historia. Casi todos los funcionarios que tiene este gobierno han sido menemistas. Arrancando por Scioli que es al que apoyan, pero también Aníbal Fernández, Parrilli, todos los funcionarios.

 Lo que quieren es ganar, que dirija Scioli y ellos acomodarse lo mejor que puedan. Pero el que va a gobernar es él, porque se va un giro conservador en la política argentina. Las grandes multinacionales necesitan gobiernos que empiecen a aplicar ajuste.

Cuando asumió el kirchnerismo había una etapa de bonanza económica en la que llovía plata para el país. Esa etapa se acabó, es la de las vacas flacas. Porque los dos países que son los motores del nuestro, China y Brasil, están en crisis, devaluando. Entonces acá se necesita un gobierno que devalúe, que baje el déficit fiscal, que significa más recorte en salud y educación.

Ese va a ser Scioli, no creo que tenga doble comando. Scioli es el que va a comandar ese proceso y el kirchnerismo lo va a acompañar como parte de ese proceso.


P: Recién mencionó a Aníbal Fernández. Esta semana se lo vinculó con el caso de la efedrina. Para abrir el tema del narcotráfico me gustaría introducirlo con la relación que tiene con la política. ¿Qué opina al respecto? Y ¿cuáles son sus propuestas en ese sentido?
A. B.: Si se investigara el narcotráfico cae más de uno, no sólo el jefe de gabinete. Caerían todos los caciques del conurbano, las policías. Recordemos que en ese mismo caso, por el cual empieza a haber indicios de que Aníbal Fernández podía estar involucrado, se descubrió que antes de la primera presidencia de Cristina, ese mismo grupo había aportado para su campaña.

Al narcotráfico hay que combatirlo sacándole el poder que tienen a partir de la clandestinidad. Cuando en EE.UU. existía la ley seca, todas las mafias prosperaban. Cuando se legalizó el alcohol las mafias desaparecieron. Habrán aparecido otras, pero las ligadas a eso dejaron de estarlo. Porque las mafias utilizan la clandestinidad para desarrollarse. Al mover millones, siempre logran corromper a los políticos y así poder hacer lo que quieran.

Si se legalizara y el Estado fuera el que tomara el control de todo. Por ejemplo, como en una pequeña medida está haciendo ahora Uruguay con relación a la marihuana, las mafias no tendrían razón de ser y podría haber una política comandada por el Estado para que, a través de fuertes planes de salud, entre otras medidas, tratar de evitar que este flagelo siguiera avanzando.

Esa es una medida importante, legalizar, porque en las sombras se mueven las mafias. ¿Por qué no lo harían ni Scioli, ni Macri ni Massa? Porque les arruinaría el negocio. La droga es un negocio más del capitalismo.

El capitalismo está en una etapa de barbarie, que está llevando la humanidad a la barbarie, por eso hay cada vez más  violencia, más degradación social, violencia de género. Y la droga ha sido incorporada como parte de los negocios. Una parte esencial de los negocios capitalistas tiene vinculaciones con la droga. Si agarráramos ese hilo, no se salva nadie. Por eso no toman medidas de fondo.


P: ¿Qué proponen para sanear la crisis habitacional?
A. B.: Hay varias medidas con relación a eso. La primera es urbanizar las villas y los asentamientos. Se deben hacer barrios de los lugares en los que la gente se ha venido instalando fruto de la no política que hay hasta ahora. Esta es una medida importante, que implica llevar servicios, todo lo que tiene la Ciudad a esos barrios (que se han transformado en ciudades).
En CABA cerca de 300.000 personas viven en villas y asentamientos. En el país pasa lo mismo. El Gran Buenos Aires es una Gran villa miseria.

En segundo lugar, se debe crear una ley de alquileres distinta a la actual. En todas las ciudades del mundo se da un fenómeno que es similar al de acá. En CABA hay 500.000 personas viviendo en villas o en pensiones. Esas serían 120.000 familias, aproximadamente. Es decir que se necesitarían 120.000 viviendas. Hay 350.000 viviendas ociosas en la Ciudad. Casi el triple de viviendas que se necesitan están ociosas.

Este es un fenómeno de los últimos años. ¿Por qué están ociosas las viviendas? Porque se construye para especular, no se construye para que la gente viva. Se construye todos los días como reserva de valor.

Los que sacan la plata de la soja, de la droga o de lo que sea, lavan dinero y en lugar de guardarlo en el banco, utilizan la construcción como forma de guardar. Mientras más déficit habitacional hay, más se construye para nada. Se debe tener una ley alquileres que ponga fuertes impuestos a la vivienda ociosa para forzar a que el que tenga esas viviendas las ponga en alquiler. Si eso sucede los alquileres se desploman, porque hoy en día están muy altos al haber poca oferta. Si todas esas viviendas se metieran en el mercado, bajarían los alquileres y sería más accesible la posibilidad de alquilar.

Junto con eso hay que crear una “Ley de Garantía Estatal del Estado”, que tiene  muchas propiedades – CABA tiene 100.000 –, se pongan esas propiedades al servicio de la gente que trabaja en negro y no tiene garantía para alquilar.

Y desde ya, créditos blandos a tasa 0 para la primera vivienda, para que los bancos estatales tengan la obligación de dar crédito sin cobrar interés.

Con una política así se podría rápidamente solucionar el problema. Pero ahí está la contradicción de esta sociedad, que es tan desigual que tiene viviendas ociosas mientras que hay gente viviendo en condiciones inhumanas y a nadie le interesa.


P: Se habla mucho de una política de “Derechos Humanos” en el gobierno nacional ¿cuál es su postura al respecto?
A. B.: El kirchnerismo tuvo una política porque le salía barato tener una política en relación a derechos humanos. Pero nunca fue consecuente, por eso sacó los cuadros de Videla y terminó poniendo a Milani que es un represor y, además, recompuso el aparato de inteligencia del Estado, cuando lo que hay que hacer, si uno está realmente involucrado con los derechos humanos, es desmantelar los aparatos de inteligencia.

Hasta el día de hoy se sigue haciendo inteligencia interna, que si algún día hay un golpe, se va a utilizar para que, nuevamente, haya un genocidio.

Creemos que hay mucho doble discurso en el Gobierno Nacional. Puso a Berni al frente de los operativos de seguridad, que lo vemos apaleando obreros constantemente; aprobó la Ley Antiterrorista, que es una brutalidad, porque no es para perseguir terroristas, es para perseguir a la protesta social - hay 5.000 procesados por luchar en este país -; nunca se supo qué sucedió con Julio López; se ha condenado a 400 militares de un genocidio que involucraba a decenas de miles y muchos están en actividad.

Creo que hay mucha propaganda y pocas nueces en el tema de derechos humanos.


P: ¿Qué les dirían el MST y Alejandro Bodart a los votantes antes de este domingo?
A. B.: En primer lugar que en las PASO no se elige nada, ni Presidente, ni Diputado, eso se va a elegir en octubre. Las PASO están como filtro para que las fuerzas emergentes no lleguen a las elecciones de octubre. Es una gran barrera para que sólo pasen “los mismos de siempre”.

Las ideas justas terminan triunfando y por eso ha habido cambio social, sino nunca lo habría. Creo que de a poco la gente empieza a buscar cosas distintas y sabe que la izquierda es una opción real para eso.

Lo más promocionado no es lo único que existe. A fuerzas como las nuestras, que no tienen el dinero que tienen las fuerzas tradicionales, nos cuesta mucho llegar al conjunto de la población para que nos conozca y para que sepa lo que opinamos. Así que les diría que aprovechen el voto para que fuerzas como la del MST – Nueva Izquierda puedan estar en octubre.

La democracia se fortalece si hay voces que defiendan a los de abajo, más voces de estas, y no solamente los que defienden a los de arriba. Que se aproveche el voto y que democráticamente utilicen las PASO para que todas las voces estén. Y después en octubre va a haber mejor oferta para elegir un presidente.


P: En el caso de ballotage ¿qué postura tomaría el MST?
A. B.: Si estuviéramos nosotros, nos votaríamos a nosotros. En el caso de que no, no vamos a acompañar proyectos equivocados. 

Tuvimos una gran presión acá en la Ciudad para votar en el ballotage a favor de Lousteau, porque nos decían que había que derrotar a la derecha. El gran problema es que Lousteau es de derecha también (risas). Entonces entre derecha y derecha no vamos a elegir. No nos vamos a hacer responsables de un mal gobierno contra la gente, como el que puede ser el de Scioli o el de Macri, si llegaran a un ballotage. Como no nos hicimos cargo del ballotage en la Ciudad de Lousteau – Larreta.



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