Entrevista Completa al Pre-candidato a Presidente de la Nación, Alejandro Bodart (MST - Nueva Izquierda)
Periodista: En
su página, al describirse, usted habla de los abusos de los dos gobiernos. ¿A
qué se refiere?
Alejandro Bodart: Creo que tanto el gobierno
nacional como el gobierno de la Ciudad se complementan y, más allá de las
diferencias que la gente ve, son más parecidos de lo que se cree. Son gobiernos
muy autoritarios. Pero esencialmente comparten un mismo modelo económico y político
que creo que es el que nos ha llevado a los desastres que tenemos hoy. Acá en
la Legislatura de la Ciudad si no fuera por el Kirchnerismo el Macrismo no
hubiera podido sacar casi ninguna ley porque no tienen mayoría propia. Y en
Nación muchas veces el Macrismo apoya al Kirchnerismo en lo que necesita.
Comparten los mismos grupos económicos, también. Acá, el grupo IRSA, que se
está quedando con todas las tierras públicas, construye shoppings y revienta a
la naturaleza, es el mismo grupo del Banco Hipotecario que, a su vez, trabaja
con PROCREAR para el gobierno nacional.
El grupo Roggio, que es el dueño de los subtes, el principal medio de transporte de la Ciudad, es, a su vez, el dueño de los ferrocarriles porque se los han concedido en el plano nacional.
Es decir que los grupos económicos trabajan con uno y con el otro. Entonces, hacia fuera parece una gran lucha, pero en realidad es una farsa porque tienen más acuerdos que diferencias.
Y son autoritarios porque los dos, en general, practican una democracia que es ficticia. Ninguno realmente consulta los grandes temas a la población, sino que utilizan el poder que obtienen al ganar una elección de manera casi monárquica, porque en los cuatro años creen tener la posibilidad de hacer lo que quieren. Y toman decisiones que, no sólo nos involucran a todos, sino que nunca fueron parte del debate en las campañas electorales. Incluso, en las campañas, los asesores les dicen que no digan casi nada, porque si dicen lo que realmente quieren hacer no obtendrían tantos votos.
El grupo Roggio, que es el dueño de los subtes, el principal medio de transporte de la Ciudad, es, a su vez, el dueño de los ferrocarriles porque se los han concedido en el plano nacional.
Es decir que los grupos económicos trabajan con uno y con el otro. Entonces, hacia fuera parece una gran lucha, pero en realidad es una farsa porque tienen más acuerdos que diferencias.
Y son autoritarios porque los dos, en general, practican una democracia que es ficticia. Ninguno realmente consulta los grandes temas a la población, sino que utilizan el poder que obtienen al ganar una elección de manera casi monárquica, porque en los cuatro años creen tener la posibilidad de hacer lo que quieren. Y toman decisiones que, no sólo nos involucran a todos, sino que nunca fueron parte del debate en las campañas electorales. Incluso, en las campañas, los asesores les dicen que no digan casi nada, porque si dicen lo que realmente quieren hacer no obtendrían tantos votos.
Yo creo en otro tipo de
democracia, que sea participativa, donde las decisiones fundamentales las tome
la gente. Es preferible que nos equivoquemos todos y no un grupo que no fue
elegido por hacer muchas de las cosas que hace.
P: Usted
presentó un proyecto para que los políticos se atiendan en hospitales públicos
y eduquen a sus hijos en escuelas públicas. El motivo por el cual no lo hacen
está claro, ni la salud ni la educación públicas están en muy buen estado. ¿Por
qué cree que hay tanto desinterés en invertir y gestionar lo público?
A. B.: Yo creo que ven lo público
como un gasto a recortar, no como un derecho. Lo público es un derecho. La gente tiene derecho a tener una salud
y educación dignas, también a tener vivienda, trabajo, un transporte correcto.
Son todos derechos, pero tenemos gobernantes que, al representar más a las corporaciones que a los
ciudadanos, ven la posibilidad de recortar lo público para favorecer a los
sectores privados.
En la Ciudad, año a año se
recorta el presupuesto para educación, y también anualmente aumentan el
subsidio para las escuelas privadas. Siempre hay una política tendiente a
transferir recursos de lo público a lo privado. Ha sido el festín de las
grandes empresas.
Pasa lo mismo en Nación, ven
lo público como algo para recortar para facilitarlo en subsidios, en exenciones
impositivas, en preventas a los grandes grupos económicos. Porque, justamente,
representan a esos grupos no a la gente.
P: ¿Qué
propone para mejorar la educación y la salud públicas?
A. B.: Primero que nada, un aumento
de presupuesto. Tendría que ser un aumento cualitativo para que realmente se
pueda, primero, garantizar un salario correcto para los trabajadores, no hay
buena atención con salarios de hambre. En el caso de la educación, si los docentes
tienen que trabajar dos o tres turnos, para poder llegar a fin de mes, no hay
ninguna posibilidad de que se capaciten ni de que eduquen.
En lo que respecta a la salud, tenemos el problema de que hay cada vez menos personal, sobretodo de enfermería y técnicos, entonces se ejerce una actividad cada vez más mala. Eso sin mencionar los enormes problemas edilicios que hay.
En lo que respecta a la salud, tenemos el problema de que hay cada vez menos personal, sobretodo de enfermería y técnicos, entonces se ejerce una actividad cada vez más mala. Eso sin mencionar los enormes problemas edilicios que hay.
Tanto en salud como en
educación hay que volver a un plan único educativo y de salud. En los 90 se
provincializaron ambas y se dejó a su suerte a las provincias sin darles los
recursos para gestionarlas. Entonces cada provincia es la variable de ajuste en
estos rubros. Hay que ir a un plan unificado nacional, yendo a un congreso con la
comunidad educativa para rediscutir y rediseñar las políticas. Habría que
volver para atrás y hacer, realmente, todo de nuevo. En la salud lo mismo, hay
que apostar a los profesionales.
P: La
inseguridad es algo que preocupa al país en su totalidad. ¿Cuáles son las
propuestas del MST en ese sentido?
A. B.: La primera es un shock de
inclusión para el millón y medio de jóvenes que ni trabaja ni estudia. Hay que
sacarlos de la situación de marginalidad porque, si un joven no tiene trabajo
ni estudios, vive en una villa miseria y el único que se preocupa por él es el
narco o el delincuente que lo lleva a robar, no hay ninguna política de
seguridad posible.
No se debe reprimir al
joven, que es una víctima. El camino es incluyéndolo. Sacarles esos pibes a los
grupos de narcos.
En segundo lugar hay que
reformar la justicia y las fuerzas de seguridad. Estas son parte del problema
de la inseguridad porque muchas veces se asocian a los grandes delincuentes,
garantizan la impunidad.
Todo un barrio sabe dónde
está el dealer vendiendo la droga, donde está el prostíbulo en el que hay
trata, donde está el desarmadero. ¿Todos saben menos el comisario? No, el
comisario es corrupto. Todas las comisarias tienen comisarios corruptos. A tal
punto que en dos provincias, Córdoba y Santa Fe, cayó toda la cúpula, porque no eran
corruptos, directamente eran los que comandaban el narcotráfico.
Hay que elegir el comisario
por voto popular, para que sea la gente la que elija y, por esa vía, el
comisario que no cumple no es reelecto; hay que sindicalizar la tropa, para que
pueda denunciar los casos de corrupción y se pueda negar a hacer actos
corruptos, para que también pueda negarse a reprimir y así volcarse a lo que le
corresponde.
En el caso de la justicia, hay que elegir jueces y fiscales por voto popular, cada cuatro años. Tienen que dejar de ser vitalicios y deberían elegirse en listas distintas de los partidos políticos. Pero también tiene que haber control social. Si no hay una justicia con control social en la que se cambie a todos estos jueces corruptos, coimeros y que son parte de la impunidad, estas instituciones promueven la inseguridad, porque son las que la permiten.
En el caso de la justicia, hay que elegir jueces y fiscales por voto popular, cada cuatro años. Tienen que dejar de ser vitalicios y deberían elegirse en listas distintas de los partidos políticos. Pero también tiene que haber control social. Si no hay una justicia con control social en la que se cambie a todos estos jueces corruptos, coimeros y que son parte de la impunidad, estas instituciones promueven la inseguridad, porque son las que la permiten.
P: Entre
el MST y otros partidos de izquierda como el FIT hay varias similitudes. Desde
este espacio se expresa la voluntad de la unión de los partidos de izquierda
¿por qué no se logra? ¿Qué le diría al votante de izquierda para que elija a su
partido?
A. B.: Tenemos propuestas
similares, salvo una. Nosotros creemos que hace falta una gran unidad, que nos
tiene que permitir aprender a convivir con nuestros matices y diferencias. Si
hubiese una gran coalición de izquierda, abriendo las puertas a que pueda
incluirse gente que proviene de otros partidos, así podríamos realmente
provocar los cambios que necesitamos.
Nosotros creemos que el FIT
(Frente de Izquierda y los Trabajadores) no quiere ampliar la unidad, quiere
que quede reducida a la unidad que han logrado, desconoce a otras fuerzas de
izquierda y desconoce que hay otros sectores que luchan por lo mismo.
La izquierda es muy plural,
yo creo que hay que hacer una gran coalición. Por eso deberían votarnos a
nosotros, para que esta propuesta, que es un compromiso de impulsar la unidad,
se pueda llevar adelante. Necesitamos fuerza para eso. Sobre muchas cuestiones
tenemos miradas parecidas, pero el sectarismo es una variante dentro de la
izquierda que profesan mucho los compañeros del FIT, y eso impide que tengamos
la unidad necesaria para derrotar a los enemigos comunes que tenemos.
Hay que ir a una cultura
distinta de izquierda, donde el compañero que pueda tener un matiz no sea el
enemigo. El enemigo es la burguesía, las grandes corporaciones. Tenemos que
estar juntos peleando eso, sin perder la identidad, sin perder lo que cada uno
opina, pero aprendiendo a convivir. Ese es el camino para dejar el rol
testimonial de la izquierda y pasar a tener un rol como opción de gobierno.
P: ¿Se verá reflejada esa diferencia el domingo?
A. B.: El nuestro es un proyecto
que tiene menos tiempo que el del FIT. Como siempre se debe pagar derecho de
piso. Pero creo que estamos logrando, poco a poco, y sobre todo en las
elecciones provinciales que se han hecho, instalar esta idea de que hace falta
una izquierda más abierta, más plural.
Creo que eso se va a
manifestar el domingo pero que esencialmente está claro hoy que hay dos
proyectos de izquierda por lo menos para un sector. Ese era nuestro objetivo,
que se entienda que la izquierda tiene que renovarse, cambiar para ponerse a
tono. Creo que este es un reclamo de mucha gente, que quisiera venir hacia la
izquierda pero muchas veces la división, la dispersión, el sectarismo impide
que venga.
Un objetivo que teníamos
para estas elecciones era que se conociera que hay otro proyecto, y lo hemos
logrado, por lo menos en una franja, no digo en toda la sociedad.
P: ¿Qué
puede decir sobre las campañas electorales de los demás candidatos?
A. B.: Si uno pudiese abrir las
cuentas para ver quienes bancan las campañas de Scioli, de Macri o de Massa,
que gastan tres mil, cuatro mil millones de pesos, veríamos que gran parte
viene de corporaciones. Incluso las mismas bancan a los tres, porque saben que
gane quien gane, recibirán rápidamente y con creces lo que invirtieron.
La desigualdad de recursos
que hay entre los que gastan cuatro mil millones y nosotros que hacemos campaña
por dos pesos es enorme. Pero aprovechamos la campaña para que nuestras ideas
lleguen.
P: ¿Qué
políticas apoya del kirchnerismo y cuáles critica?
A. B.: Se me hace difícil decir
apoyo tal política, pese a que, por ejemplo, yo estoy de acuerdo con la
Asignación Universal por Hijo, estoy de acuerdo con la renacionalización de
Aerolíneas. Me cuesta apoyarlas porque, estoy a favor de la Asignación, de la
ayuda social a todo el que lo necesita, pero no creo que deba ser una política
estratégica, eso es una política coyuntural. El objetivo debe ser dar trabajo
genuino, para dejar de tener a la gente dependiendo de uno. En eso no se avanzó
nada, todo lo contrario, se han cerrado cerca de mil fábricas en el último año.
Hace falta un plan de
industrialización del país, tenemos que dejar de ser esencialmente
agroexportador y para eso necesitamos invertir. En lugar de pagar deuda externa
o de dejar sin impuestos a los grandes grupos económicos, se debe recuperar
renta para invertir en industrializar, en hacer barcos, aviones, recuperar el
ferrocarril. Y dar empleo genuino.
La nacionalización de
Aerolíneas es una gota en el desierto porque todas las privatizaciones del 90
lo siguen estando. Sin control social, una empresa nacionalizada va a tener los
mismos problemas que tenía antes de que se privatizara. Va a haber un
despilfarro general y va a ir creando las condiciones para que nuevamente la
gente pida que se privatice.
Las empresas tienen que ser
estatales pero tiene que haber control, para que los fondos vayan donde deben
ir y no se utilicen para negocios Monsanto, para corruptela, para amiguismo,
para politiquería, que es como se utiliza actualmente. Eso va en contra de la
eficiencia y prepara el camino para una nueva privatización.
Puedo coincidir en algunas
cosas parciales, pero no coincido en el grueso.
En cuanto a las medidas que
critico, Monsanto, con lo que contamina, sigue existiendo, es una corporación
de un peso tremendo. La Barrick Gold, que contamina el agua para sacar oro, se
desarrolló más que nunca. Toda la megaminería se desarrolló mucho en este
período. Para explotar petróleo y gas trajeron el fracking, que es un método
altamente contaminante, mientras que en EE.UU. está prohibido.
La frontera de la soja
aumentó a niveles increíbles, desplazando otros cultivos, desplazando
poblaciones.
La deuda externa se pagó más
que nunca. Se habla de desendeudamiento y es algo totalmente falso. Debíamos
200 mil millones de dólares cuando asumió Néstor, la presidente dijo que pagó
esa suma y ahora debemos 350 mil millones de dólares.
La matriz de los 90 sigue
vigente en el kirchnerismo. Ha habido retoques desde el punto de vista formal,
en el discurso, en alguna que otra medida para estabilizarse. Pero la matriz
que se implantó acá, sigue. Por eso tenemos cada vez más desigualdad social;
cada vez más concentración en pocas manos de la riqueza; de una mayoría que ya
ni se inserta en el mercado laboral y problemas estructurales que no se logran
superar.
Hay que cambiar de raíz y
ellos son una continuidad, no un cambio.
P: La
semana pasada Jorge Altamira afirmó que si gana la fórmula Scioli-Zannini, va a
ser un gobierno de dos cabezas. ¿Qué piensa al respecto?
A. B.: Yo no creo en eso. Me parece
que eso es hacerle seguidismo a la propaganda oficial.
Pienso que el kirchnerismo
está terminando con un giro grande hacia la derecha su gobierno. Han decidido,
claramente, abalar a un candidato muy conservador y neoliberal. Eso no les produce
contradicción. El kirchnerismo era eso antes de que se hiciera kirchnerismo. En
los 90 le levantaban la mano a Menem diciendo que era el mejor presidente de la
historia. Casi todos los funcionarios que tiene este gobierno han sido
menemistas. Arrancando por Scioli que es al que apoyan, pero también Aníbal
Fernández, Parrilli, todos los funcionarios.
Lo que quieren es ganar, que dirija Scioli y
ellos acomodarse lo mejor que puedan. Pero el que va a gobernar es él, porque
se va un giro conservador en la política argentina. Las grandes multinacionales
necesitan gobiernos que empiecen a aplicar ajuste.
Cuando asumió el
kirchnerismo había una etapa de bonanza económica en la que llovía plata para
el país. Esa etapa se acabó, es la de las vacas flacas. Porque los dos países
que son los motores del nuestro, China y Brasil, están en crisis, devaluando.
Entonces acá se necesita un gobierno que devalúe, que baje el déficit fiscal,
que significa más recorte en salud y educación.
Ese va a ser Scioli, no creo
que tenga doble comando. Scioli es el que va a comandar ese proceso y el
kirchnerismo lo va a acompañar como parte de ese proceso.
P: Recién
mencionó a Aníbal Fernández. Esta semana se lo vinculó con el caso de la
efedrina. Para abrir el tema del narcotráfico me gustaría introducirlo con la
relación que tiene con la política. ¿Qué opina al respecto? Y ¿cuáles son sus
propuestas en ese sentido?
A. B.: Si se investigara el
narcotráfico cae más de uno, no sólo el jefe de gabinete. Caerían todos los
caciques del conurbano, las policías. Recordemos que en ese mismo caso, por el
cual empieza a haber indicios de que Aníbal Fernández podía estar involucrado,
se descubrió que antes de la primera presidencia de Cristina, ese mismo grupo
había aportado para su campaña.
Al narcotráfico hay que
combatirlo sacándole el poder que tienen a partir de la clandestinidad. Cuando
en EE.UU. existía la ley seca, todas las mafias prosperaban. Cuando se legalizó
el alcohol las mafias desaparecieron. Habrán aparecido otras, pero las ligadas
a eso dejaron de estarlo. Porque las mafias utilizan la clandestinidad para
desarrollarse. Al mover millones, siempre logran corromper a los políticos y
así poder hacer lo que quieran.
Si se legalizara y el Estado
fuera el que tomara el control de todo. Por ejemplo, como en una pequeña medida
está haciendo ahora Uruguay con relación a la marihuana, las mafias no tendrían
razón de ser y podría haber una política comandada por el Estado para que, a
través de fuertes planes de salud, entre otras medidas, tratar de evitar que
este flagelo siguiera avanzando.
Esa es una medida
importante, legalizar, porque en las sombras se mueven las mafias. ¿Por qué no
lo harían ni Scioli, ni Macri ni Massa? Porque les arruinaría el negocio. La
droga es un negocio más del capitalismo.
El capitalismo está en una
etapa de barbarie, que está llevando la humanidad a la barbarie, por eso hay
cada vez más violencia, más degradación
social, violencia de género. Y la droga ha sido incorporada como parte de los
negocios. Una parte esencial de los negocios capitalistas tiene vinculaciones
con la droga. Si agarráramos ese hilo, no se salva nadie. Por eso no toman
medidas de fondo.
P: ¿Qué
proponen para sanear la crisis habitacional?
A. B.: Hay varias medidas con
relación a eso. La primera es urbanizar las villas y los asentamientos. Se
deben hacer barrios de los lugares en los que la gente se ha venido instalando
fruto de la no política que hay hasta ahora. Esta es una medida importante, que
implica llevar servicios, todo lo que tiene la Ciudad a esos barrios (que se
han transformado en ciudades).
En CABA cerca de 300.000 personas viven en villas y asentamientos. En el país pasa lo mismo. El Gran Buenos Aires es una Gran villa miseria.
En CABA cerca de 300.000 personas viven en villas y asentamientos. En el país pasa lo mismo. El Gran Buenos Aires es una Gran villa miseria.
En segundo lugar, se debe
crear una ley de alquileres distinta a la actual. En todas las ciudades del
mundo se da un fenómeno que es similar al de acá. En CABA hay 500.000 personas
viviendo en villas o en pensiones. Esas serían 120.000 familias,
aproximadamente. Es decir que se necesitarían 120.000 viviendas. Hay 350.000
viviendas ociosas en la Ciudad. Casi el triple de viviendas que se necesitan
están ociosas.
Este es un fenómeno de los
últimos años. ¿Por qué están ociosas las viviendas? Porque se construye para
especular, no se construye para que la gente viva. Se construye todos los días
como reserva de valor.
Los que sacan la plata de la
soja, de la droga o de lo que sea, lavan dinero y en lugar de guardarlo en el
banco, utilizan la construcción como forma de guardar. Mientras más déficit
habitacional hay, más se construye para nada. Se debe tener una ley alquileres
que ponga fuertes impuestos a la vivienda ociosa para forzar a que el que tenga
esas viviendas las ponga en alquiler. Si eso sucede los alquileres se
desploman, porque hoy en día están muy altos al haber poca oferta. Si todas esas
viviendas se metieran en el mercado, bajarían los alquileres y sería más
accesible la posibilidad de alquilar.
Junto con eso hay que crear
una “Ley de Garantía Estatal del Estado”, que tiene muchas propiedades – CABA tiene 100.000 –, se
pongan esas propiedades al servicio de la gente que trabaja en negro y no tiene
garantía para alquilar.
Y desde ya, créditos blandos
a tasa 0 para la primera vivienda, para que los bancos estatales tengan la
obligación de dar crédito sin cobrar interés.
Con una política así se
podría rápidamente solucionar el problema. Pero ahí está la contradicción de
esta sociedad, que es tan desigual que tiene viviendas ociosas mientras que hay
gente viviendo en condiciones inhumanas y a nadie le interesa.
P: Se
habla mucho de una política de “Derechos Humanos” en el gobierno nacional ¿cuál
es su postura al respecto?
A. B.: El kirchnerismo tuvo una
política porque le salía barato tener una política en relación a derechos
humanos. Pero nunca fue consecuente, por eso sacó los cuadros de Videla y
terminó poniendo a Milani que es un represor y, además, recompuso el aparato de
inteligencia del Estado, cuando lo que hay que hacer, si uno está realmente
involucrado con los derechos humanos, es desmantelar los aparatos de inteligencia.
Hasta el día de hoy se sigue
haciendo inteligencia interna, que si algún día hay un golpe, se va a utilizar
para que, nuevamente, haya un genocidio.
Creemos que hay mucho doble
discurso en el Gobierno Nacional. Puso a Berni al frente de los operativos de
seguridad, que lo vemos apaleando obreros constantemente; aprobó la Ley
Antiterrorista, que es una brutalidad, porque no es para perseguir terroristas,
es para perseguir a la protesta social - hay 5.000 procesados por luchar en
este país -; nunca se supo qué sucedió con Julio López; se ha condenado a 400
militares de un genocidio que involucraba a decenas de miles y muchos están en
actividad.
Creo que hay mucha
propaganda y pocas nueces en el tema de derechos humanos.
P: ¿Qué
les dirían el MST y Alejandro Bodart a los votantes antes de este domingo?
A. B.: En primer lugar que en las
PASO no se elige nada, ni Presidente, ni Diputado, eso se va a elegir en
octubre. Las PASO están como filtro para que las fuerzas emergentes no lleguen
a las elecciones de octubre. Es una gran barrera para que sólo pasen “los
mismos de siempre”.
Las ideas justas terminan
triunfando y por eso ha habido cambio social, sino nunca lo habría. Creo que de
a poco la gente empieza a buscar cosas distintas y sabe que la izquierda es una
opción real para eso.
Lo más promocionado no es lo
único que existe. A fuerzas como las nuestras, que no tienen el dinero que
tienen las fuerzas tradicionales, nos cuesta mucho llegar al conjunto de la
población para que nos conozca y para que sepa lo que opinamos. Así que les
diría que aprovechen el voto para que fuerzas como la del MST – Nueva Izquierda puedan estar en octubre.
La democracia se fortalece
si hay voces que defiendan a los de abajo, más voces de estas, y no solamente
los que defienden a los de arriba. Que se aproveche el voto y que
democráticamente utilicen las PASO para que todas las voces estén. Y después en
octubre va a haber mejor oferta para elegir un presidente.
P: En
el caso de ballotage ¿qué postura tomaría el MST?
A. B.: Si estuviéramos nosotros,
nos votaríamos a nosotros. En el caso de que no, no vamos a acompañar proyectos
equivocados.
Tuvimos una gran presión acá en la Ciudad para votar en el ballotage a favor de Lousteau, porque nos decían que había que derrotar a la derecha. El gran problema es que Lousteau es de derecha también (risas). Entonces entre derecha y derecha no vamos a elegir. No nos vamos a hacer responsables de un mal gobierno contra la gente, como el que puede ser el de Scioli o el de Macri, si llegaran a un ballotage. Como no nos hicimos cargo del ballotage en la Ciudad de Lousteau – Larreta.
Tuvimos una gran presión acá en la Ciudad para votar en el ballotage a favor de Lousteau, porque nos decían que había que derrotar a la derecha. El gran problema es que Lousteau es de derecha también (risas). Entonces entre derecha y derecha no vamos a elegir. No nos vamos a hacer responsables de un mal gobierno contra la gente, como el que puede ser el de Scioli o el de Macri, si llegaran a un ballotage. Como no nos hicimos cargo del ballotage en la Ciudad de Lousteau – Larreta.
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