viernes, 10 de abril de 2015

"Malditos fascistas asquerosos, ¡quítenle las manos de encima a mi 'Lobby Boy'!"

(Crítica de cine)

Título: Gran Hotel Budapest
Año: 2014
Duración: 99 minutos
País: Estados Unidos
Director: Wes Anderson
Guión: Wes Anderson, Hugo Guinness
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Robert D. Yeoman
Reparto: Ralph Fiennes, Tony Revolori, Saoirse Ronan, Edward Norton, Jeff Goldblum, Willem Dafoe, Jude Law, F. Murray Abraham, Adrien Brody, Tilda Swinton, Hervey Keitel, Mathieu Amalric, Jason Schwartzman, Tom Wilkinson, Larry Pine, Bill Murray, Owen Wilson, Léa Seydoux, Giselda Volodi, Bob Balaban, Florian Lukas, Karl Markovics, Volker Michalowski, Fisher Stevens, Wallace Wolodarsky, Waris Ahluwalia.
Productora: FoxSearchlight / Scott Rudin Productions / American Paintbrush
Género: Comedia

1985. Un reconocido escritor (Tom Wilkinson) recuerda como 17 años antes se hospedó en el Gran Hotel Budapest en la ficticia República Zebrowka, Europa, que para ese momento ya era un antiguo y descuidado edificio luego de sobrevivir al comunismo de la posguerra.

1968. El autor (Jude Law ahora) conoce al propietario del hotel, Zero Moustafa (F. Murray Abraham), quien lo lleva a los años 30 al contarle su particular historia de cómo logró ser el dueño del Budapest.

1932. El Gran Hotel, ubicado en medio de montañas y resplandeciendo con su color rosa, toma a prueba a un nuevo botones, Zero (ahora Tony Revolori), un inmigrante que escapó de su país de origen que se encontraba en guerra. El sumiso "lobby boy" se convertiría en el aprendiz del excéntrico conserje del hotel, Monsieur Gustave H. (Ralph Fiennes). Gustave, un obsesivo, elegante y exigente hombre, es el amante de las señoras ricas y ancianas que se hospedaban allí. "Ricas, viejas, inseguras, vanidosas, superficiales y rubias", es la descripción que utiliza Zero al narrar la historia

Una de sus amantes regulares, Madame D. (Tilda Swinton, caracterizada increíblemente como una mujer de 84 años, lo que la hace irreconocible), muere misteriosamente y deja un testamento que sorprenderá a toda su familia. Gustave es acompañado por Zero para visitar a su difunta amante, y comenzarán un viaje repleto de asesinos y ladrones, que los perseguirán al enterarse que la mujer le dejo a un simple conserje una pintura invaluable.

Las películas de Wes Anderson son bastante particulares, con un estilo formal, artificial y preciso. Esta vez la película se desarrolla en el continente europeo durante una época complicada para el mismo y utilizando los valores de la obra de Stephan Zweig, un escritor austriaco, y sus propias experiencias de viaje repletas de lujo.

El director obtuvo una gran ayuda de todo su reparto y colaboradores para darle vida a este proyecto. El guión, las extravagantes escenografías acompañadas por los peculiares vestuarios y maquillaje y la música, que varía entre lo clásico y lo étnico, representando a ambos protagonistas, el conserje y el emigrante. El elenco es perfecto, con Fiennes a la cabeza, un actor de primera, con la bondad personificada por Zero (el de 1968 y el de 1932) y la maldad en actores como Dafoe.

Más allá de los colores llamativos y los aires de comedia, la selección de distintos tipos de filmación para cada flashback de la hora y media de duración y la violencia de algunas escenas, son elementos esenciales que le dan seriedad al enfoque del director.

No se pierde en ningún momento el contexto de guerra al utilizar siglas como ZZ para representar a la SS de aquellos momentos. No está de más decir que el escritor austriaco antes mencionado que inspiró a Anderson, fue un judío que vivió en ésta época.

En cuanto a la historia principal de la película, es Fiennes junto con Revolori quienes crean un ambiente cálido por momentos, generando situaciones de risa. Monsieur Gustave es un dandy que disfruta de la vida, pícaro, impulsivo y con muy poco filtro, quien comienza una amistad y una relación tierna con su "lobby boy", el sumiso Zero.

Son ellos quienes protagonizan situaciones particulares, características del director, como utilizar pequeños martillos y otras herramientas diminutos para escapar de una prisión o haber ingresado los mismos sin ningún tipo de problema a la celda, ya que el guardia tiene compasión al ver los pasteles coloridos y tiernos en que estos estaban.

La película es ganadora del Festival de Berlín, al haber obtenido el gran premio del jurado este año. Y además fue considerado el mejor film extranjero en los premios David di Donatello el año pasado.

El universo de Anderson es especial y algo extraño y difícil de comprender por momentos. No es muy claro con lo que quiere expresar pero sus obras son entretenidas, particulares y los elencos y colaboradores que lo acompañan siempre son de gran ayuda para darle vida a sus estrafalarias ideas.


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